lunes, 28 de agosto de 2017

¿Es mío mi cuerpo?


¿Te has puesto a pensar lo que implica, que tú, mujer, le llames puta a otra mujer, que no es prostituta de oficio?

¿Porqué puta? ¿Porqué nos llamas así? si le dices a una, se lo dices a todas. ¿Porqué?

¿Por expresar su sexualidad? ¿O sin siquiera expresarla? 
Solo por ser mujer, y ser ésta la forma más peyorativa en que cualquiera de nosotros pueda ser nombrada.

¿Porqué merece ser el deseo sexual femenino, soslayado de esta manera? ¿Porqué la mujer no puede ser libre en su sexualidad, sin un costo social?

¿Porqué una mujer tiene que justificar su actividad sexual, de alguna manera?

Está normalizado el soslayo del deseo femenino y esto ha sido y es, una carga, un peso, en mi cuerpo y en el de mis congéneres.

Sí puedes sentir, pero en este contexto, sí puedes desear, pero en estas condiciones.

Tu cuerpo, "es tu cuerpo", pero no lo podrás vivir o disfrutar libremente.

¿Mi cuerpo, es mi cuerpo, realmente? 

El deseo sexual está bien que aparezca, pero el único contexto socialmente aceptado, es el del amor y 

hasta cierto punto, es una idea moderna, ya que antes debía ser solo bajo el régimen del matrimonio.

¡Esto le pesa al cuerpo!,¡nuestros cuerpos cargan estos preceptos, lo queramos o no!.

Si bien es cierto, que hay mujeres que bien libran estos estigmas sociales, no todas y no siempre.

Hasta las mejor libradas han tenido que vencer a la culpa.

Ejercer la sexualidad libremente no necesariamente es "darse permiso" de tener varias parejas sexuales, son dos cosas diferentes, ésta última bien puede no ser en absoluto libre internamente y en un acting out (término psicoanalítico para designar la repetición de lo reprimido, donde el sujeto actúa aquello que por la represión de los significantes no puede recordar) es decir lo que no puede resolver internamente, lo intenta "resolver" por vía del acto, es un, ponerlo en escena.

Aquella mujer que ejerce su sexualidad libremente lleva por fuerza, una rebeldía en sí.

Aquella mujer que logra disfrutar su sexualidad vaya ligada o no, al terreno de lo amoroso, ha 
triunfado sobre los preceptos sociales.

Albergar para sí, inconscientemente, el mote de "puta" aunque defienda a capa y espada su "libertad sexual" ante lo social, puede ser uno de los costos.

He tenido oportunidad de escuchar suficientes discursos femeninos, en diversos espacios, muy distintos entre sí, algunos muy cotidianos y otros de índole profesional y he podido atestiguar que, la sexualidad femenina, es un tabú, es un tema muy espinoso.

Una mujer no es socialmente libre de desear, principalmente en lo sexual, aunque esto, se desplaza a otras áreas.
Pueden aparecer discursos tardíos donde se le da un lugar a éste deseo, pero le antecede, casi por regla general, un discurso ya inscrito en el cuerpo, que trasciende, incluso, al cuerpo.

Y tenemos que la frigidez, la anorgasmia, la falta de excitación sexual, la anestesia histérica, crónica o transitoria, son el pan de cada día de casi cualquier mujer. No de todas y no siempre, pero basta abrir una charla con cierto grado de intimidad y confianza, sobre el tema sexual con cualquier mujer,  y podremos constatar en mayor o menor medida esta realidad femenina compartida .

Caminamos como cuerpos divididos, el deseo desconectado del cuerpo...el cuerpo que no responde al deseo, o un deseo que no encarna en un cuerpo.

¿Qué tiene que vivir una mujer, para que pueda ser libre sexualmente?

¿Será posible conjugar el sentirse buena mujer, con ser una mujer amante libre?

¿Tiene que estar ligado el deseo femenino al terreno de lo amoroso? 

Claramente, el deseo masculino, se establece diferente. Claramente tienen permiso social a priori, para ejercer su sexualidad.

También tiene un costo, pero no me ocupa en este breve espacio abordar al respecto.

Ser mamá, ser mujer, ser "buena mamá" "ser buena mujer", es muy costoso en el cuerpo.

Sé de mujeres que no han experimentado orgasmos; no así, en los hombres.

Palabras inscritas en la piel de un cuerpo que resulta desconocido; el propio.

¿Es realmente mío mi cuerpo? ¿Qué batalla tiene o ha tenido que librar cada una, para reclamar lo que siempre ha sido suyo y a veces experimenta como ajeno? 






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